Risas

Hacía mucho que no me reía hasta saltárseme las lágrimas. Es algo que siempre me ha encantado, reírme hasta que me duela el estómago y no poder parar. Y es algo que a mí no me ocurre muy a menudo porque no soy de risa fácil. Pero después de un rato de carcajadas siempre me siento genial, todo está más bonito, yo estoy más bonita (por dentro, porque por fuera estoy roja como un tomate y sudorosa :P), y todos son maravillosos (joer, ni que me hubiera tomado una pasti o algo xD).

Fue el domingo pasado, y quería haberlo contado justo después, que me vino la chispa para contarlo con gracia, ahora ya seguro que no lo cuento con tanta gracia, pero tampoco se me da bien hacer reír a la gente.

Fuimos a comer mis tíos, mi abuela, mis padres, Julito y yo a un restaurante. Bueno, mi tío es un cachondo, es una de esas personas extrovertidas que siempre saben qué decir, cuándo decirlo y además decirlo con salero. Él estaba sentado al lado de Julito (Julito estaba muy "encoñado" con él, él siempre tira al más graciosete), y aparte de pelearse de mentirijilla y todas esas cosas normales que se hacen con los niños, pues estaban ahí de cachondeo. Total, que ya para el final de la comida, le dice mi tío "bueno, pues el primero que se levante de la silla tiene que pagar". Luego le distrajo con otras conversaciones, y al cabo de un ratito, le dice "oye, Julio, dame la servilleta de la tía" (para lo cual se tenía que levantar, obviamente). Y el bendito cayó en la trampa y se levantó. Al acto, mi tío le dice "bueno, macho, te has levantado de la silla, tienes que pagar la comida". "No, no, pero tú me has engañado porque me has dicho que coja esa servilleta..."... "bueno, bueno, pero te has levantado, no?". "Y cuánto tengo que pagar?",mi tío le dice una cantidad y el niño se queda pensando... "jo, no tengo suficiente en la hucha...". Hubo un momento en que se mosqueó seriamente y repetía "es que me has engañadoooo!!!". Cuando pasó el camarero por nuestro lado, mi tío le dijo "cuando puedas le traes la cuenta a este señor" (señalando a Julito), y el niño "que no, que me has hecho trampa!".

Total, que luego le dice mi tío a Julio "bueno, y como no tienes dinero vas a tener que fregar los cacharros", y le dice al camarero "tenéis suficientes cacharros para fregar para pagar la cuenta?", y el otro le siguió el rollo y dijo "uy, sí, hay cacharros de sobra". Otro que pasaba por allí tuvo un poco más de compasión y le dijo a Julio "y después de fregar puedes jugar a la Play", y ya a Julito le cambió la cara: "bueno, si después juego a la Play, vale"... total, que en un momento dado el niño se levanta y dice todo valiente "bueno, dónde tengo que ir?". Estaba intentando bajar (porque estábamos en un lugar un poco más alto de donde estaba la cocina, y había unas escaleritas para bajar, pero él se empeñó en bajar por donde no se podía, que había unos tiestos), y le dice mi tío "no te preocupes, ya te lleva el camarero". Y efectivamente, le llevó hasta la cocina y le perdimos de vista. Yo me estaba riendo a más no poder, porque así según lo cuento no parece tan divertido, pero viéndolo era muy distinto. Total, que a los 3 minutos sale con un chupa chups (tan contento) y dice "no me han dejado fregar y además la Play estaba estropeada, así que nada"... y luego se pasó toda la tarde diciendo "gracias a mí y a mi tío nos ha salido la comida gratis... pues otro día hacemos lo mismo, decimos que fregamos los cacharros y así nos sale gratis..." xDD.

La verdad es que el niño tuvo narices, oye. A mí me hacen eso de pequeña y directamente me escondo debajo de la mesa... no tenía yo valor ni para ir a pedir una pajita, o una servilleta, o lo que fuese... y el caso es que cuando estaba mirando por dónde se iba a la cocina, mi tía y yo le dijimos "que no le hagas caso al tío, Julito, tú siéntate", y el otro nos "regañó", y tenía razón, porque le echó valor y le queríamos cortar las alas, pero a mí es que me estaba dando mucha penita, jo (aunque me estuviese riendo, que no tiene nada que ver).

Esta semana en Valencia ha habido momentos en los que también me he reído. Una de las tardes estábamos Aitor y yo en su habitación (con el aire acondicionado, qué gustoooooooo) y a falta de otra cosa mejor, nos pusimos a doblar telenovelas (ya sabéis, la tele encendida sin sonido, y cada uno doblando a un personaje). Según nuestras historias, dos se estaban peleando por saber quién estaba más bueno, otros dos eran gays y discutían por saber quién era más gay, y un hombre se llevó un disgusto tremendo al saber que su mujercita era rubia de bote... seguro que era todo mucho más interesante que la telenovela real. Pa algo tenían que servir, oye, para dar rienda suelta a nuestra imaginación.

No vi nada de Valencia, pero por fin monté en tranvía!! (sí, qué pasa, nunca había montado). Digo que no vi nada porque había mucha humedad, y yo es que no la aguanto. Durante el cursillo, pensaba que me moría, toda pegajosa y asquerosilla, qué asquito! Así que por las tardes, después de una buena duchita, nos quedábamos con el aire puesto y daba pereza salir. Hombre, me dio pena no hacer turismo, hasta me había llevado yo la cámara, pero bueno, es lo que tiene la pereza (y la humedad).

Y poco más...

Gracias, Paco y Marco, por vuestros consejos y ánimos (veis? hoy tengo el ánimo arriba. Bueno, ahora mismo, porque según me levanté la cosa pintaba muy mal).

Besitos!